16 de diciembre | Nueva YorkHola, maricoper. Adiós ventanas.El podcast de La Wikly también está disponible en iTunes, Spotify y iVoox.Añade el podcast a tu plataforma favorita haciendo click en el botón “Listen in podcast app” que aparece justo debajo del reproductor.Disculpad la calidad de sonido del podcast de hoy. Tuvimos un percance técnico desconocido que estropeó todo a partir de los primeros 15 minutos.Si te haces suscriptor premium, recibirás otras dos newsletter semanales y tendrás acceso a nuestra comunidad de Discord de la que ya somos parte más de 500 personas. Suscríbete para estar más informado que nadie:Leer esta newsletter te llevará 12 minutos y 24 segundos.Si yo lloro, tú lloras. Bienvenido a La Wikly.? Las (nuevas) guerras del streamingLo importante: WarnerMedia, la compañía bajo la que operan el estudio de Hollywood Warner Bros. y la cadena HBO, se lanzó a tierras inhóspitas al anunciar la semana pasada que 17 de sus próximas películas tendrían estreno simultáneo en salas y en HBO Max.HBO Max es la nueva plataforma de streaming con la que WarnerMedia quiere competir de tú a tú con Netflix, Disney y compañía.Es como HBO, pues incluye el contenido de esa cadena, pero con asistencia del resto de minas de contenido con las que cuenta WarnerMedia. No es poca cosa:Wonder Woman 1984. Entre esas películas se incluyen algunas superproducciones que en cualquier otro momento habría sido inconcebible que llegaran directamente a una plataforma de streaming.¿Por qué? La industria del cine tiene un sistema con el que lleva operando desde hace décadas. Existen tres ramas:Productoras: los que hacen las películas.Distribuidoras: los que las promocionan y alquilan a los cines.Exhibidores: las salas de cine que las proyectan.Históricamente, los decretos de Paramount impedían que un mismo estudio de Hollywood controlara las tres ramas a la vez.Es de ahí que Disney tenga sus propios aparatos de producción y distribución, pero no así sus propias cadenas de cines.El Departamento de Justicia estadounidense se deshizo de esos decretos este pasado verano, abriendo la veda a un nuevo panorama para la industria.The Window. Hasta este año, la relación entre los estudios de Hollywood y las cadenas de cine tenía como mayor compromiso la llamada ventana de distribución.Esto es, el tiempo que transcurre entre que una película se estrena en salas y el momento en el que puede empezar a comercializarse en otros formatos (vídeo bajo demanda, entretenimiento en casa, streaming).Suele durar en torno a 90 días, lo que significa que los cines tienen un periodo de exclusividad de esa duración para proyectar la película en sus pantallas.A más tiempo aguante una película en las salas, mayor es el porcentaje que la exhibidora se lleva de cada entrada vendida.Es una de las razones por las que las distribuidoras se gastan TANTO dinero en marketing en el día del estreno, pues es el día que más dinero ganan.Y también el que define qué expectativas de recaudación cabe tener de cara a las siguientes semanas.Y claro, no todas las películas generan el mismo dinero y hay veces en las que carecer de opciones para hacer algo con ellas antes de que terminen esos 90 días se vuelve frustrante.El debate sobre acortar o reventar por completo la ventana de distribución lleva cobrando más y más protagonismo en los últimos años por culpa de un sospechoso habitual: Netflix.Con la llegada del streaming, y televisiones inteligentes en cientos de millones de casas de todo el globo, la línea producción-distribución-exhibición ha cobrado otro sentido.Netflix, sin ir más lejos, produce, distribuye y exhibe (en streaming) montones de nuevas producciones todos los meses para una audiencia que pronto alcanzará los 200 millones de suscriptores en todo el mundo.De ahí que la compañía ni se moleste en negociar con los exhibidores una diferente ventana de distribución.Alquilan unos pocos cines con los que probablemente hasta pierdan dinero, y así contentan a sus cineastas y logran que