Segunda meditación del retiro de enero. Al hilo del relato de las Bodas de Caná, meditamos sobre la esencia del matrimonio cristiano: hacer presente el amor incondicional de Dios a los hombres. El amor humano, el agua, de los esposos, con la gracia del sacramento, está llamado a convertirse en verdadera caridad conyugal, don divino, el buen vino de Dios, capaz de reflejar el amor incondicional de Cristo a su Iglesia, hasta morir por ella en la Cruz. Esa es la esencia del matrimonio.