Es la única gran maravilla de la antigüedad que ha sobrevivido. Más de cuarenta siglos la contemplan. O quizás sería mejor decir que es ella la que nos contempla a nosotros, impasible, majestuosa, elevada sobre las arenas del desierto, desafiando al tiempo, a la historia y a la sabiduría de los arqueólogos.
Hablamos de la Gran Pirámide. Una montaña artificial levantada con miles y miles de sillares de piedra. Seis millones de toneladas de peso. Un descomunal enigma labrado en roca al que todos preguntan y nadie responde.
La Biblia defiende que las pirámides eran los graneros de Egipto, en cuyo seno, el faraón guardaba el preciado fruto de sus cosechas. En cambio, para el padre de la Historia Herodoto, la gran pirámide fue la tumba del rey Keops, eso sí, construida gracias al más alto e indigno precio: el faraón financió la ambiciosa obra prostituyendo a su hija a razón de un sillar de piedra por cada encuentro amoroso. Luego, otro historiador de la antigüedad Diodoro Sículo continuó especulando y atribuyó la gran pirámide al trabajo de 360.000 esclavos durante 20 años de fatigas. En tiempos medievales, el califa musulmán Abdullah al Mamun no pudo seguir viviendo con tanta intriga y decidió abrir las entrañas del monumento. Excavó un túnel por la cara norte de la pirámide y encontró un importante tesoro según relatan leyendas posteriores. A partir de entonces, esta maravilla del pasado ha sido visitada por los hombres más poderosos del mundo y por los más humildes, por reyes y por vasallos, artistas, militares, científicos, visionarios y lunáticos. Muchos ojos, tantos como los millones de bloques que la conforman, y tan solo unas pocas respuestas.
Esta semana, en El Dragón Invisible queremos saber. Hoy queremos formular preguntas, pero sobre todo, obtener certezas. Nos atrevemos a levantar este milenario velo de piedra y disipar la nube de polvo del desierto que lo cubre. Nos introducimos en la Gran Pirámide. Llevaremos luz a sus tinieblas. Avanzaremos hasta el fondo del misterio por sus cámaras más recónditas. Porque no faltan quienes juran y perjuran que es mucho más lo que permanece oculto en la Gran Pirámide que lo que asoma y puede verse. Para ello, nos acompañará el Doctor en Historia Antigua José Miguel Parra y nuestro compañero, el historiador Juan José Sánchez-Oro. ¿Quieres saber más? Dale al play. ¡Comenzamos!
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Dirige y presenta: Jesús Ortega