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En las antiguas Persia y Arabia, los califas recurrían a este fascinante arte adivinatorio. Desde allí, viajeros y comerciantes europeos lo exportaron a otros países.
La primera obra sobre el tema es de un adivino florentino, Tomás Tamponelli, que por el siglo XVII redactó un manual de cafeomancia. Generó furor en Venecia y tuvo gran prestigio en la corte francesa del siglo XVII. Luego, se extendió la costumbre de tomar café. Pero, durante siglos, la lectura de la borra de café quedó circunscripta a unos pocos.
Anímese a conocer los designios y