LAS PROFUNDIDADES oceánicas esconden enigmas que antaño fueron descifrados por las emperatrices imperiales de la dinastía Qin (200 a. C.), quienes incluían en sus rutinas de belleza algas, polvo de perlas marinas y la baba de ciertos ejemplares marinos, como la medusa, para mantener la lozanía y longevidad de su inmaculada piel. Unos jugosos secretos que, a pesar de su hermetismo, trascendieron las fronteras –medusa inmortal–, un ejemplo único en la naturaleza marina, cuya curiosa habilidad de metamorfosis inversa (es capaz de revertir el tiempo hasta alcanzar la etapa más joven de su desarrollo y comenzar a envejecer de nuevo) ha inspirado a los cosmetólogos más audaces hasta llegar a fórmulas realmente innovadoras, como la de Barrier Bioactive Treatment de U Beauty, un restaurador nocturno altamente concentrado inspirado en la medusa inmortal que resetea la piel mientras dormimos. Pero los activos marinos en belleza no son nada nuevo, a pesar de que plataformas de tendencias como Beauty Streams los posicionen como los ingredientes cosméticos héroe del momento, ya en los 60, marcas como La Mer nos hizo experimentar la ansiedad de las listas de espera para adquirir su codiciada La Crème después de contarnos las milagrosas virtudes de su «caldo milagroso», un mejunje a base de macroalgas Kelp fermentadas que se erigieron como la panacea para regenerar pieles dañadas. Y La Prairie se sirvió de la ciencia del caviar, una tecnología que sigue evolucionando con complejos cada vez más concentrados. Ejemplos que impulsan la narrativa azul, porque los mares parecen ser el hábitat de criaturas fascinantes que enriquecen el alimento cutáneo. De la trucha asalmonada se ha servido Croma Pharma para desarrollar PhilArt, uno de los tratamientos más punteros y solicitados en medicina estética por su capacidad para estimular la actividad de los fibroblastos y la síntesis de colágeno: los polinucleótidos, partes de la estructura del ADN imprescindibles para la remodelación y el rejuvenecimiento cutáneo. La novedad es que ahora también podemos disfrutarlos de forma tópica. «El ADN marino que se extrae de la piel de un tipo de salmónidos de Alaska tiene un 96 % de similitud con la piel humana, de ahí su bioasimilación. Estos fragmentos de ADN pueden llegar a captar una cantidad de agua de hasta 10.000 veces su volumen, manteniendo la piel siempre hidratada», comenta Felícitas Medina, CEO de Pibu, en relación con su Cellucy PDRN, unos viales que prometen resetear la piel en tiempo récord gracias a los polinucleótidos tópicos. Y es que en el ADN parece estar la información de la longevidad. La lujosa Valmont también se sirve del ácido desoxirribonucleico de una escasa especie de esturión dorado de la región de Dordoña, para dar empaque a L’Elixir des Glaciers, su línea más lujosa. «Para obtenerlo, utilizamos el líquido seminal del esturión macho, un ingrediente valioso debido a sus múltiples beneficios antiedad», desvelan desde la marca.
INTO THE BLUE
May 17, 2024
2 minutos
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