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o llamaba su “pequeño experimento científico”. Una vez a la semana, Bill, un estadounidense de 45 años, se lavaba las manos, esterilizaba su escritorio, colocaba las jeringuillas que había comprado en Amazon y se disponía a inyectarse su cóctel de fármacos. Llenaba una jeringuilla con testosterona no autorizada y la otra con semaglutida, el principio activo del medicamento para la diabetes de tipo 2, Ozempic, también presente en el fármaco contra la obesidad Wegovy, ambos de la empresa danesa Novo Nordisk y ambos de venta actualmente en España. Bill, que utiliza su nombre de pila para proteger su identidad, trabaja en finanzas. Pero él mismo mezclaba la semaglutida, añadiendo agua esterilizada al polvo que compraba en un sitio web, sin receta ni respaldo médico. En el pasado había preparado fármacos de forma similar cuando tomaba la hormona del crecimiento. Además, se autoconvencía de que los riesgos eran mínimos comparados con la promesa de quemar toda la grasa posible y a la vez ganar músculo para poder competir como culturista, una aspiración de toda la vida. Si alguna vez has intentado esculpir el cuerpo y adelgazar a la vez, sabrás que no es fácil. Para desarrollar músculo es necesario una mayor ingesta de calorías, mientras que para perder grasa