Madrid, enero de 1983. La ciudad más divertida del mundo, según declara Almodóvar en su recién estrenada está lista para recibir al Rey del de Warhol y trajera al mítico artista para alegría de los modernos. El creador de la Factory –que, por cierto, había pintado al propio Vijandellegó a Madrid desde Nueva York con su particular séquito y pocas palabras. Cuentan las crónicas de la época que visitó la tienda del Museo de Prado (no así sus salas principales); que se enamoró de los dulces de una conocida pastelería, y que inmortalizó a cuantos llamaban su atención con sus famosas polaroids. La inauguración fue un rotundo éxito donde, entre copas y se dieron cita personajes tan dispares como Almodóvar, Maruja Mallo, Fabio McNamara (que puede presumir de que Warhol le dijera aquello de ), Ana Obregón, Isabel Preysler y hasta Pitita Ridruejo. Dicen los maledicentes que aquel invierno madrileño no dejó gran huella en el autor del retrato de Mao (a excepción de la portada de un disco y una serie de retratos de Miguel Bosé); sin embargo, quienes lo vivieron conservan un gratísimo recuerdo de aquellos días warholianos en la ciudad. Memoria que ahora podemos revisitar en una exposición que organiza el Museo Lázaro Galdiano de Madrid (hasta el 21 de julio), gracias a las colecciones de fotografía de Luis Pérez-Mínguez, Miguel Trillo, Javier Porto y Teresa Nieto. Además, descubriremos imágenes de Christopher Makos, fotógrafo y amigo de Warhol, que retrató al icónico artista posando con pelucas y maquillaje en su faceta más personal e íntima; obras de Warhol de la Colección Suñol Soler, así como otras piezas de artistas americanos (como Mapplethorpe y Avedon) en un interesante diálogo con las obras del propio museo. ¿Preparados para dedicarle (mucho más de) 15 minutos de fama?
WARHOL EN LA MOVIDA
May 17, 2024
2 minutos
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