TAL COMO LA CONOCEMOS HOY, LA CAMISA MASCULINA
s producto de la sombría y represiva era victoriana, que acabó con los frívolos encajes habituales en el atuendo de las clases elegantes de fines del XVIII –como el famoso Beau Brummell– e instituyó el cuello y la corbata de manera semejante a los modelos actuales, con la camisa abotonada por delante y no entrándola por la cabeza. La burguesía recién nacida acogió con placer estos cambios e