“Siempre respeté el gusto de Andrey. Ella no era como otras estrellas, le gustaba la simplicidad”.
Tiempo atrás, muchos diseñadores definían su carrera entera a partir de un ideal de mujer, sobre la cual tenían una obsesión casi fetichista, que representaba su estética y motivaba su creatividad. Así, el nombre de Hubert de Givenchy está para siempre ligado con el de Audrey Hepburny el de Yves Saint Laurent con Catherine Deneuve. En estos tiempos, donde las relaciones son efímeras como un suspiro, ya no hay oportunidad de cultivar el prolongado entendimiento entre un creador y esa fémina que lo inspira, habita y eleva. Sin embargo, aún existen ejemplos de esta relación peculiar que perdura más allá de las temporadas, de los cambiantes estándares de belleza y, en ocasiones, de las generaciones. A continuación, algunos ejemplos de ayer y hoy.
EL UNO PARA EL OTRO
HUBERT DE GIVENCHY Y AUDREY HEPBURN
Sin duda, la pareja creador-musa más emblemática del siglo XX fue la que formaron Hubert y Audrey. Tuvieron una relación profesional, pero, sobre todo, sentimental. Él decía que su amistad con. A veces me llamaba sólo para decirme ‘te quiero’”. Sin embargo, no comenzó tan bien. Cuando una tarde en 1953 le anunciaron que Hepburn quería verlo, el modisto pensó que se trataba de Katharine, una estrella, y se sintió decepcionado cuando vio que se trataba de una joven actriz debutante, la cual quería que él diseñara el vestuario para su filme . “Ya era moderna antes de conocerme. Cuando se presentó en mi llevaba pantalones, alpargatas y un que dejaba ver un poco su abdomen”, recordaba años después. Desde entonces Givenchy la vestiría para todas sus cintas y su sería uno de los más imitados y admirados en todo el mundo. “Su ropa es la única con la que me siento yo misma. Él es más que un modisto, es un creador de personalidad”, diría la diva, pero en realidad era su propia personalidad y estilo el que inspiraban a Givenchy, y que la convertirían en un icono de la moda, cuya influencia continúa hoy día.