Desde la quinta planta la vista panorámica es inmejorable, el lago Léman se despliega en todo su esplendor. El Jeu d’eau se eleva hacia el cielo para dejarse caer después. Desde aquí la ciudad luce elegante y animada. Estamos en los Salones Patek Philippe de Ginebra, un edificio de gran interés histórico que la marca compró en 1891, y que, entre clientes y visitantes, actualmente recibe al año unas 80.000 personas, que encuentran allí la colección completa de Patek.
Nuestra visita ha comenzado admirando el salón Napoleón III, donde expertos empleados atienden con discreción y diligencia a los clientes. En otra sala, en una planta intermedia, el director de este emblemático lugar nos enseña la última creación de la marca. Es una pieza muy especial que nos desvela y nos hace oír con gran ceremonia. Se trata de la referencia 1938P, el repetición