y moderno para su época –principios del siglo XX–, el de Cartier es ante todo un reloj que privilegia la con sus números romanos tallados en piedra, y por el otro, el de Cartier que explora el color. En el primero de ellos, tres relojes de platino, oro rosa y oro amarillo que subliman la esfera con números romanos tallados directamente en la piedra de jaspe, jade y dumortierita: tres colores que combinan con el cabujón de la corona de cuerda del reloj. Por lo que respecta al segundo, tras el azul de ultramar, Cartier amplía el espectro cromático y se atreve con el verde profundo. La esfera tiene un efecto de brillo metálico gracias a la aplicación del color en forma de degradado y todos ellos cuentan con el revestimiento de una delgada capa de laca depositada manualmente. Una delicada tarea que se torna en un efecto transparente que aporta brillo, relieve y profundidad.
