Podemos aventurarnos en nuevos proyectos, en cambios importantes o arriesgar en las emociones: el Dragón estará ahí, velándonos. El Yin y el Yang, las energías opuestas pero complementarias, definen muy bien lo que será este año. Un comienzo y una ruptura, un periodo venturoso, aunque también arriesgado, lleno de expectativas e ilusiones, pero con tendencia al desbordamiento en las emociones y en la acción. Si tomamos consciencia de nuestros deseos y de las posibilidades que existen y los ajustamos, el desarrollo de nuestros proyectos y relaciones será estupendo, lleno de progreso y felicidad. Sin embargo, si nos dejamos llevar por nuestros impulsos tendremos problemas y fracasos. Es cuestión de aceptar la energía que el Dragón nos dé y canalizarla según nuestra personalidad. Como regente, este animal mítico favorece el aprendizaje, la búsqueda de nuevas oportunidades, la realización de aquellos cambios que llevamos tiempo deseando hacer y el arranque de proyectos. El Dragón nos abrirá puertas que antes no existían, es un signo muy venturoso.
El año del Dragón
¡CON TODA LA FUERZA!
El 10 de febrero de 2024 comienza el Año del Dragón de Madera, que durará hasta el 28 de enero del año siguiente y será propicio para ser fuertes e independientes, sostener y esforzarse por elevados ideales (por lo general, en beneficio de la comunidad y no de nosotros mismos) y no ceder en nuestras más altas convicciones.
De energía Yang y asociado con el elemento Fuego, el Dragón es la única criatura ficticia entre todos los animales del Zodiaco chino; es un ser sobrenatural sin paralelo en talento y excelencia con ningún otro. Símbolos de autoridad, poder, sabiduría, dignidad, honor, éxito, suerte y capacidad, los dragones, sin duda, han sido venerados durante siglos en la cultura china y, de hecho, han representado el poder imperial desde la antigüedad. Los chinos se consideran descendientes de este animal mitológico (los emperadores se autodenominaban exclusivamente como “dragón”).
LA PERSONALIDAD DRAGÓN
En la cultura china, estas criaturas míticas son únicas en su clase y son apreciadas como dadoras de abundancia y longevidad. Dotados de coraje, tenacidad e inteligencia, los dragones son entusiastas y confiados, no temen los desafíos y están dispuestos a correr riesgos. Sin embargo, a veces son considerados agresivos, pues cuando se enfadan no están abiertos a críticas. Pueden parecer autoritarios cuando sólo demuestran que algo les importa; se presentan como gobernantes magníficos, líderes naturales, benevolentes, confiados, generosos, idealistas y ambiciosos. Por otro lado, son sabios y aventureros y, en ocasiones, temperamentales e impulsivos.
Son amados y admirados por muchos, pero les resulta difícil retribuir ese afecto: esta será una de las lecciones más importantes del Dragón. Aunque no les interese invertir en las relaciones, no pueden permanecer solos por mucho tiempo sin sentirse desolados; de hecho, son propensos a la desesperación en su juventud porque odian estar solos, en particular en lo que respecta al amor. Una vez que encuentren a esa persona especial, los Dragones la protegerán como al más valioso de los tesoros.
Los Dragones se mueven guiados por su sabiduría, generosidad, vigor y talento. Son personas rectas y desprecian cualquier comportamiento hipócrita o deshonroso, tienen un gran orgullo y se respetan a sí mismas, a sus ideas y sus valores… están llenas de energía y, con su enorme carisma, atraen a un sinfín de admiradores. Suelen ser líderes valientes e intrépidos que nunca retrocederán ante ningún desafío: este espíritu emprendedor, junto con su talento innato, hará que los Dragones sean los que muevan y agiten este mundo. Sin embargo, su confianza y valor puede volverlos dominantes, temperamentales, egocéntricos y crédulos. Esta última posibilidad parece difícil de entender hasta que te das cuenta de que los Dragones creen que siempre saben lo que es mejor.
UN AÑO PARA SER LÍDERES
En China se cree que los niños nacidos en los años del Dragón, los llamados “niños Dragón” del calendario zodiacal, están destinados al éxito en el futuro. De hecho, el número de bebés nacidos en China se disparó en 2000 y 2012, los dos últimos años regidos por este