Maestro del cine danés, Carl Theodor Dreyer nació en Copenhague, Dinamarca, el 2 de febrero de 1889, y falleció el 20 de marzo de 1968, víctima de una neumonía, en esa misma ciudad.
Hijo de una sirvienta y del jefe de esta, dueño de una granja, Dreyer quedó marcado con el estigma del hijo ilegítimo y fue dado en adopción al matrimonio formado por un tipógrafo y su esposa. Buen estudiante, rechazó la posibilidad de hacer carrera profesional como contable y dio comienzo a una trayectoria en el periodismo que posteriormente le condujo a ingresar en la activa industria del cine que se desarrollaba en ese momento en Dinamarca, en torno al estudio Nordisk Films, primero revisando la tipografía de los intertítulos, luego (1919), a la que siguió una etapa de despegue profesional tras las cámaras en la cual dio ya muestras de su meticulosidad en el estudio y recreación de la época histórica o el ambiente en el que se desarrollaban sus historias en títulos como (1920), influida por de Griffith y en la que Dreyer materializó su preocupación por el hecho de que, si existe Dios, permita que el demonio tenga tanta facilidad para intervenir en el mundo de los hombres, (1922), (1922), (1924), (1925) y (1926).