Abordado, adaptado y reformado para el cine cientos de veces en sus 126 años de existencia, el personaje de Drácula ha demostrado ser una fuerza imparable como generador de historias y variantes alternativas tanto en la literatura como en el cómic, el cine o la televisión.
Según la enciclopedia de récords cinematográficos de Patrick Robertson, el conde Drácula es el personaje más del irlandés Bram Stoker en 1897, de manera que tanto el propio Conde como las representaciones de sus descendientes consiguen vencer a su más inmediato perseguidor en número de películas, creación de Mary W. Shelley, cuyo origen literario es varios años anterior al del célebre vampiro, pues la novela se editó en 1818. Cualquiera que haya leído con un poco de criterio ambas obras sabe rastrear la poderosa influencia que ejerció sobre Stoker a la hora de concebir comenzando en lo más superficial por el peso de la narración epistolar en el relato de los acontecimientos, más acentuado, eso sí, en la segunda que en la primera.