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Todos tenemos un pasado. Sean Connery, antes de encarnar al agente secreto más famoso de la Historia del cine, encadenó un puñado de variopintos trabajos: conductor de camión, socorrista, pulidor de ataúdes o repartidor de leche en su Edimburgo natal. Seguramente el más eficiente y solícito de todos, a tenor de lo que se dice en la que fue su ciudad: los edimburgueses que aseguran que Connery era su repartidor se cuentan aún hoy por miles. Algo parecido le puede pasar a Gal Gadot (Petah Tikva, Israel, 1985), que antes de sus días de modelo o convertirse en una estrella de escala mundial gracias al éxito de Wonder Woman (P. Jenkins, 2017) y, ahora, pasarse al cine de espías con su último proyecto, Agente Stone, se ganó su primer sueldo como niñera cuando era una adolescente. ¿En serio fuearranca a reír en una charla virtual con FOTOGRAMAS.bromea