De melena rubia y alborotada, sonrisa luminosa y piernas de infarto, Tina fue, sin duda, una leona en los escenarios. La “Reina del rock and roll” fascinó a multitudes en recintos de todo el mundo con su inigualable manera de interpretar, miles de fanáticos que corearon a todo pulmón “Simply The Best” o “What's Love Got to Do with It”.
Nadie fue indiferente ante su muerte. Poco después de revelarse la noticia de su fallecimiento a causa de una larga enfermedad (en 2016 le fue diagnosticado cáncer intestinal), velas y flores comenzaron a amontonarse frente a su casa en Küsnacht, Suiza, donde la leyenda del rock vivía. Decenas de personas caminaron en la oscuridad para rendirle tributo con arreglos florales y velas titilantes en frascos rojos.
“Estoy impactado”, declaró Miran Znider, un esloveno de 48 años