El signo físico más obvio del embarazo es la tripa creciente, pero seguramente casi desde el primer momento habrás empezado a notar otros cambios en tu aspecto. Las culpables son las hormonas, que protagonizan un auténtico vaivén durante estos nueve meses y causan muchos de los gajes propios de tu estado. Los estrógenos, por ejemplo, aumentan la retención de líquidos, favoreciendo la hinchazón; la progesterona altera el retorno venoso, incrementando el riesgo de varices; la relaxina detiene la producción de colágeno, lo que propicia las estrías…
■ Primer trimestre
Como consecuencia del aumento de la progesterona, lo normal es tener una sensación de fatiga y sueño constante. Por eso, es frecuente que en este momento luzcas más ojeras de lo habitual y tu rostro refleje cansancio. Tu mejor aliado es el corrector (las versiones en lápiz son las más manejables, sobre todo si no tienes mucha práctica): aplícalo sobre la ojera y luego, con la yema del dedo anular, difumínalo hasta que penetre totalmente. Después utiliza tu base de maquillaje habitual. Un truco: si rizas bien tus pestañas, el protagonismo se centra en la parte superior de la mirada y las ojeras pasan a un segundo plano. Este truco también ayuda a que tengas mejor cara (algo muy de agradecer, sobre todo si tienes náuseas).
■ Segundo trimestre
Aunque son los mesesevitar los tacones o los zapatos muy planos y las botas ajustadas. Los zapatos de color nude (del mismo tono que la piel) disimulan los tobillos hinchados. Una excelente estrategia de despiste para desviar la atención de los tobillos es llevar siempre la pedicura impecable, resaltando las uñas con un tono poco discreto (el rosa fucsia, por ejemplo). Para camuflar la hinchazón en piernas y tobillos, también puedes recurrir a las faldas largas con cinturilla, a los vestidos sueltos y largos y a los leggings (recuerda que los tonos oscuros siempre estilizan la figura).