Siempre supo que, de una manera u otra, iba a ser famoso. Por eso desde muy joven se aseguró de que su nombre fuera fácil de pronunciar sin importar el rincón del planeta en el que lo mencionaran. Karl Otto Lagerfeldt, nacido en Hamburgo, Alemania, el 10 de septiembre de 1933, le quitó la ‘t' a su apellido y, con el efecto de ese pequeño acto, que muchos habrían considerado el simple capricho fonético de un arrogante, él construyó un imperio.
Si logró hacerlo fue porque trabajó seis décadas ininterrumpidas bajo una visión que traspasó épocas. Su temprana determinación lo llevó a dejar su país natal siendo adolescente. Abandonó la escuela y la vida acomodada que le daban sus padres: él, un hombre de negocios; ella, una violinista, para mudarse a París a estudiar historia y dibujo. “No tienes nada que hacer aquí, Alemania es un país muerto”, contó que le dijo su madre. No dudó en migrar. “Quería ser ilustrador, así que estudié todos los libros de estilo que encontré y traté de dibujarlos”, dijo a Jessica Chastain en una entrevista que la actriz le hizo en un auditorio repleto de gente, en el Lincoln Center de Nueva York, organizada en beneficio de los programas de artes escénicas de la ciudad. La razón por la que el diseño le interesaba menos era porque no, pero igual me interesaba la ropa”, aseguró Lagerfeld.