En beneficio de la incorporación de títulos más interesantes y clásicos, y quizá menos conocidos, que puedan servir de pista al lector para organizar su propia filmografía o visionado de este asunto, obviamos películas con dragones esenciales que hemos tratado en numerosas ocasiones en nuestras fichas críticas de estrenos. Aprovechamos esta introducción para recordarlos junto al que se enfrentó a Sigfrido en la leyenda de los nibelungos adaptada al cine por Fritz Lang, y que ocupa cartel a toda página en este mismo número.
El otro dragón que destaca como pionero aparece en La bella durmiente (1959), de impactante diseño visual en el territorio de los dibujos animados y que es fruto de la transformación de la villana de la historia, la temible Maléfica, en un dragón con cuernos que está considerado como una de las criaturas más inquietantes de la fauna de los clásicos de animación del estudio Disney.
Otros dragones reseñables del cine que no se han incluido en la presente selección por haber sido tratadas las películas en que aparecen en otras entrega de fichas son la versión en imagen real de ese dragón de La bella durmiente en la película Maléfica (2014), donde no es el personaje interpretado por Angelina Jolie el que se transforma, sino uno de sus fieles siervos, Diaval, que pasa de ser cuervo a ser un dragón wyvern, el tipo de bestia alada que podemos encontrar también en la fauna de monstruos alados de uno de los mejores acercamientos al tema que nos ocupa que sí se ha incorporado a esta “Cartelmanía”, Reino de fuego.
Esenciales son también los dragones de los dos sagas sobradamente cubiertas por la revista en fichas y críticas, el imprescindible Smaug de la trilogía de , al que puso voz Benedict Cumberbatch y que incluso cuenta con su nombre en el título de una de las películas: (2013), y es una de las criaturas más temidas de toda la Tierra Media de J. R. R. Tolkien y supera incluso a los que cabalgan los nazgul en su búsqueda del (2001-2003).