LastPass, uno de los gestores de contraseñas más utilizados, ha admitido en las últimas semanas que la brecha de seguridad que sufrió durante el verano ha afectado a datos de sus usuarios. Esto significa que contraseñas de ciudadanos de a pie, las de sus correos electrónicos, sus bancos, sus monederos digitales, todo, han ido a parar a las manos de delincuentes. Aunque, en principio, cifradas.
El hecho ha desatado la alarma entre los usuarios de Last-Pass, y de otros que utilizan gestores de contraseñas similares. En este punto, ¿qué hacemos? ¿Continuamos fiándonos de estas soluciones? ¿Es posible hacerlo de otro modo?