stenta la vicepresidencia de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) para Europa del Sur en la empresa hotelera francesa ACCOR. Cargo que compagina con la dirección ejecutiva de Mujeres Avenir, una asociación de amistad hispano-francesa cuyo objetivo es fortalecer la representación de las mujeres en la sociedad y el compromiso con la igualdad de oportunidades. Rebeca Ávila, "sevillana de nacimiento y de sentimiento", como ella misma se define, es una de las directivas más influyentes de España. Tanto es así, que ha sido incluida por la consultora Sergestur en el ránking de los 150 profesionales más influyentes del sector turístico. En nuestra empresa ACCOR se basa en tres pilares: medioambiente, social La fundó María Luisa de Contes, una mujer con una larga trayectoria profesional en el mundo de la empresa. Había sido directora jurídica de la multinacional Renault en Francia, donde está muy desarrollado lo que se conoce como feminismo empresarial. Nuestro país vecino tiene una ley de cuotas desde hace muchísimos años que ha hecho posible que la mujer accediera a puestos de responsabilidad de una manera progresiva y sin ningún trauma social. Sin embargo, cuando a María Luisa de Contes le dan la secretaría general en España, se da cuenta de que en nuestro país estamos muy retrasados en esta área y decide montar una asociación de amistad hispano-francesa. Esta la componen mujeres de doble nacionalidad, bien mujeres francesas que viven en España o, como es mi caso, españolas que llevan muchos años trabajando para una multinacional francesa. Yo me paso el 90 % del tiempo en Francia. Tenemos dos grandes grupos de acción feminista. Por un lado, empresarial, dando visibilidad y trabajando por una ley de cuotas, y, por otro, organizando mesas redondas. La ley de cuotas es muy importante porque hemos visto que en Francia ha funcionado muy bien y que todos los estudios realizados tanto por consultoras como por instituciones apuntan al hecho de que, o utilizamos esa herramienta temporal hasta que se alcancen unos ciertos porcentajes, o el acceso de la mujer a puestos de responsabilidad se haría de forma muy lenta. Respecto a las mesas redondas, realizamos debates y conferencias donde damos visibilidad a las mujeres, porque no es una cuestión de que no las haya, sino de que no se les da la voz; pero existir existen en todos los sectores. Creemos que el feminismo es igualdad, generosidad y humanismo. En nuestra mano está el empoderar a la mujer que sufre violencia de género y poner toda la red de nuestros contactos a su disposición. Defendemos a ultranza los derechos humanos y tenemos un pilar muy importante en sensibilizar a la sociedad sobre la violencia que se ejerce contra las mujeres en el mundo. Del mismo modo que Francia va por delante en el feminismo empresarial (en la presencia de mujeres en puestos de dirección), España avanza con más rapidez, gracias a toda la presión que han hecho las organizaciones y grupos feministas, en una ley de igualdad. Ese mecanismo institucional y ese pacto de Estado es todo un ejemplo para otros países. Acercándola al mundo de la violencia de género. Las mujeres maltratadas tienen como única vía para salir de esa espiral el empleo. Y para el empleo necesitamos a la empresa. Hay todavía mucho miedo y mucha reticencia, por desconocimiento, en contratar a mujeres maltratadas, cuando podemos ser tú y yo, porque he tratado con algunas de ellas y sus perfiles son muy diversos. No se trata solo de mujeres desfavorecidas o de una clase social baja o sin estudios. La víctima de violencia de género está en cualquier estrato social, se encuentra a nuestro alrededor y los datos de la ONU así lo demuestran: 1 de cada 3 mujeres sufre algún tipo de violencia, lo que significa, con total seguridad, que a nuestro alrededor conocemos a alguien. Ese trabajo de sensibilización también lo hacemos dentro de la empresa y hemos lanzado de la mano de la Fundación Integra un proyecto para que mujeres ejecutivas sirvan de guía y acompañamiento a mujeres víctimas de violencia de género. Para ello, realizan una formación a través de un programa que estamos desarrollando y cuyo único objetivo es encontrarles empleo. La ley de cuotas no trata de hacer una discriminación positiva hacia la mujer, lo que quiere es garantizar por ley que haya una igualdad de acceso de oportunidades. Como la mujer está en peores condiciones que el hombre en ello, por una serie de razones sociales y culturales, como la conciliación familiar, la ley garantiza esa igualdad basada en la meritocracia. Hay mujeres en puestos directivos superpreparadas y me parece una injusticia que cuando acceden a puestos de responsabilidad siempre haya que poner en duda sus méritos, porque no se hace lo mismo cuando es un hombre. Hay que sensibilizar a la gente y explicar bien qué es una ley de cuotas. Hoy la necesitamos las mujeres porque los datos así lo demuestran, pero no nos olvidemos de que no se trata de poner a la mujer por el hecho de serlo, sino de garantizar que en todos los consejos de dirección haya un equilibrio de mujeres y hombres basados en la meritocracia. Si algún día se diera la vuelta a la tortilla y la necesitaran los hombres, yo sería la primera en defenderlo.
