La tragedia marcó el final de la vida de Carole Lombard, víctima de un accidente aéreo que la convirtió en mártir de la causa aliada cuando hacía una gira para recaudar bonos de guerra que respaldaran la participación de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, cuando contaba solo 33 años y tenía por delante toda una vida y un despliegue del estrellato que había ganado en una prolífica carrera que en el momento de su muerte acumulaba ya 78 trabajos ante las cámaras.
Nacida en Fort Wayne, Indiana, Estados Unidos, el 6 de octubre de 1908, Carole se llamaba en realidad Jane Alice Peters, y falleció el 16 de enero en Potosi Mountain, Nevada, cuando recorría su país en compañía de otros miembros del mundo del espectáculo para aportar su grano de arena personal al esfuerzo de guerra que llevaba a cabo toda la sociedad estadounidense, y la comunidad de Hollywood en concreto, desde el momento en que Estados Unidos había entrado en la Segunda Guerra Mundial a finales de 1941.
La actriz emprendió una gira junto a su madre y el agente de prensa del astro Clark Gable, que en ese momento era su marido. El viaje le proporcionó a Carole la oportunidad de pulsar su éxito como estrella, recaudando dos millones de dólares en bonos de guerra en un solo evento público, tras el cual los planes eran que pusiera fin a la gira y regresara a Los Ángeles en tren. Lamentablemente, cambió de opinión y, llevada por su afán de regresar a su casa cuanto antes, decidió cambiar el tren por el avión, a pesar de que tanto su madre como el representante de su marido, llevados por el miedo de ambos a volar, intentaron convencerla de lo contrario. Por si fuera poco, antes de emprender la gira, la actriz y su madre habían consultado a un psíquico que aseguraba poder anticipar el futuro y les recomendó que no viajaran en avión.
Carole decidió que la mejor manera de tomar la decisión era dejarla en manos del destino, lanzando una moneda al aire, y así parece excesiva dada la autonomía de vuelo de los aparatos enemigos, derivada de los momentos de pánico que se produjeron en el país tras el primer ataque japonés en el Pacífico, cuyos aspectos más disparatados retrató en clave de comedia Steven Spielberg en su película .