Su personaje de Fidel, en la serie Aída, le dio popularidad, y La Piedad, su segundo largometraje, confirma a Eduardo Casanova (Madrid, 1991) como un director con un estilo singular, entre el surrealismo y la escatología, un creador de imágenes de gran potencia visual, no apto para todos los gustos.
¿De dónde surgen ese mundo de pesadilla y cuerpos deformes que pueblan su cine?
Nace de mí, esemostrar mi universo. Me gusta ponerle imagen a las emociones y ahí surgen esos cuerpos anómalos. No son más que un modo poético, visual, de expresar emociones, de reflejar las malformaciones sentimentales.