En la sala donde era juzgado en Jerusalén, el reo Bestaba separado del tribunal, los testigos presenciales y la prensa por una celda de vidrio reforzado y permanentemente vigilado por dos policías armados. Hacía escasos meses (mayo de 1960) que una célula compuesta por ocho agentes del Shin Bet israelí lo había capturado en Argentina, donde se escondía bajo la identidad de Ricardo Klemerit, gerente de una fábrica de la Mercedes Benz en Buenos Aires. Su captura fue posible gracias a un vecino suyo, un judío emigrante ciego llamado Lothar Hermann que, interpretando lo que su hija Sofía le contaba de sus visitas acasa de los Klement, identificó al antiguo criminal de guerra nazi, el Standartenführer (coronel) Adolf Eichmann. El famoso cazanazis Simon Wiesenthal corrobora su identidad.
Cuando en julio de 1941 el mariscal Hermann Goering dio a Reinhard Heydrich una autorización por escrito para una solución total ele la cuestión judía, este puso en manos de su ayudante Adolf Eichmann la organización y logística de la misma. Entonces, con una eficacia escrupulosa, enumeró víctimas, organizó los preparativos, definió los procesos y puso en marcha la maquinaria que permitió el traslado y ejecución