"Pensé que lo lograría": la extraña psicología detrás de los accidentes en un puente cubierto en Illinois
CHICAGO— Cuando los automovilistas recorren la carretera Robert Parker Coffin en el norte de los suburbios de Long Grove, se convierten en sujetos de una fascinante prueba psicológica.
Ante ellos se encuentra un encantador puente cubierto que encajaría perfectamente en una novela de Robert James Waller. La única diferencia es el gran cartel amarillo pegado a la madera en el que se puede leer "ocho pies con seis pulgadas", una altura significativamente menor que la del autobús escolar o el camión promedio.
¿Los conductores de estos vehículos hacen caso de las numerosas señales de advertencia antes de llegar al puente? ¿Aprovechan la última oportunidad para girar por una carretera secundaria? ¿O bien evalúan el hueco y se arriesgan?
Aproximadamente dos veces al mes, un conductor hace la apuesta equivocada.
La parte superior de su vehículo roza el esqueleto de acero que refuerza el puente, perforando el techo, derribando escaleras y rompiendo
Una racha de choques Se comportan como robots Búsqueda de solucionesEstás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
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