a pregunta por la existencia de vida en el universo es una inquietud perenne y siempre ha habido personas que han pensado que no somos los únicos. Sin embargo fue a mediados del siglo pasado cuando se produjo una espectacular vuelta de tuerca a la cuestión: la mejor forma para saber si no estamos solos en el universo era ponerse a buscar en el cielo señales de otros seres inteligentes. Este dramático punto de inflexión se dio en 1959, cuando dos físicos de la universidad de Cornell, Giuseppe Cocconi y Philip Morrison, publicaron en la revista un trabajo llamado a convertirse en un clásico: En él proponían que la mejor manera de buscar posibles civilizaciones extraterrestres era usando los radiotelescopios. Más concretamente, escuchando en la línea de 21 cm del hidrógeno, básica en radioastronomía. ¿Por qué? Porque si existen
LA INSOPORTABLE LEVEDAD DE SETI
Nov 22, 2022
5 minutos
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