“Las brujas no existen, pero…”; la frase sintetiza la lúcida visión popular de que el misterio de la vida supera lo que de ella creemos saber. Cuando, además, se comprueba que un conocimiento ancestral como el de la lectura de las manos es cierto, la sorpresa raya la admiración.
Porque es así, lo que los magos y adivinos saben ver, y lo que usted también puede aprender a ver de sí mismo y de los demás, tiene fundamento científico.
Existen pruebas de que, primero, un análisis pormenorizado de las manos da cuenta de la psicología y salud de una persona; segundo, de que la creencia de que la mano izquierda (en las personas diestras) corresponde a su pasado o herencia y la derecha, a su realización presente, es real.
Así lo demostró (Editorial Luis Miracle, Barcelona, 1970).