En 2014 Rodrigo Sorogoyen (Madrid, 1981) leyó en el periódico la noticia de que en un paraje recóndito de la Galicia profunda habían encontrado el cuerpo de un holandés que había desaparecido cuatro años atrás. Todavía no había pruebas, pero tampoco dudas, de que los autores del crimen eran dos hermanos, únicos vecinos de la aldea en la que la víctima vivía con su esposa. En ese recorte estaba todo lo que nos gusta, explica el director en un plural que incluye a Isabel Peña, guionista con él de todas sus películas. Pero el proyecto quedó en barbecho y ha germinado muchos años después. En este tiempo se ha estrenado Que Dios nos perdone, que entonces acababa de terminar, y ha hecho El Reino (que le valió siete premios Goya, entre ellos Mejor Dirección y Guion Original), Madre (el corto y el largometraje) y la serie Antidisturbios. Su prestigio como director ha crecido hasta llegar a ser miembro del jurado que presidía Julianne Moore en el último Festival de Venecia. Así que esa criatura que era As bestas hace ocho años llega ahora enorme, producto de tanto tiempo y tanto mimo.
En Que Dios nos perdone hablaba de un asesino de ancianas. En esta, que empezó a escribir inmediatamente después, también ronda la muerte y la violencia. ¿Qué le atrae tanto de este tipo de personajes extremos?
Nuestras películas nacen de intentar entender a quien no comprendemos. Lo que me interesa son las cabezas. En el caso delo que nos enamoró y Resulta totalmente incomprensible para nosotros, y eso es lo que nos mueve. Nos cuesta entender el trabajo de un antidisturbios, por eso hacemos la serie. No podemos comprender que un político, que tiene ya una vida buena, se ponga a robar, cuando se supone que tiene un compromiso con la democracia. De ahí viene de ahí viene todo.
