eligrosamente, la lacra que amenaza con dejar morir el cine fantástico y de terror avergonzándose de él e instrumentalizándolo para redundar en mensajes redundantes pareció apoderarse de esta edición cuando algunos de los títulos más festivos, más del Sitges de toda la vida, se relegaron a sesiones imposibles. La juerga con un Santa Claus animatronic cabronazo de Joe Begos,la sesión de brujería con aroma a mexicanos de de Isaac Ezban; esa declaración de amor a dinosaurios y Ray Harryhausen del documentalde Víctor Matellano; el ajustede Joseph y Vanessa Winter, o el mismísimo Dario Argento con su incomprendido
El año que morimos peligrosamente
Oct 28, 2022
3 minutos
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