Reinas Afroamericanas
Comenzamos con Josephine Baker (3 de junio de 1906 en San Luis, EE. UU.-12 de abril de 1975 en París, Francia) fue la pionera. Freda Josephine McDonald, hija de una lavandera y un músico, empezó bailando en las calles por cinco centavos, se casó a los quince años, escapó de ese matrimonio y del racismo de su ciudad natal dos años después y se fue a París, donde se consagró como reina de la revista. En 1937 renunció a su nacionalidad estadounidense como rechazo al racismo. En Francia le dieron la Legión de Honor. Su película más destacada es La sirena de los trópicos.
Dorothy Jean Dandridge (9 de noviembre de 1922 en Cleveland, Ohio-8 de septiembre de 1965, Los Ángeles, California, EE. UU.), murió a los 42 años víctima de sobredosis accidental de barbitúricos, era hija de una animadora y un ebanista y ministro religioso, y su madre fue la que impulsó sus primeras actuaciones en público junto a su hermana Vivian cuando todavía eran niñas, cantando en iglesias bautistas negras. Debutó en el cine en 1937 en la comedia de los Hermanos Marx Un día en las carreras, mientras proseguía su carrera como cantante de clubes nocturnos en Nueva York, Chicago, Miami o Las Vegas, ciudades donde a pesar de ser una estrella reconocida no le permitían alojarse en los mejores hoteles por ser afroamericana. Su mayor éxito en el cine lo consiguió con Carmen Jones.
Juanita Moore (19 de octubre de 1914, Misisipi-1 de enero de 2014, Los Ángeles), materializó la tragedia de una madre repudiada por su propia hija en Imitación a la vida, por la que fue nominada al Oscar y al Globo de Oro como mejor secundaria, incorporándose al cine en los años cincuenta, momento en el que pocos actores afroamericanos podían contar con papeles importantes en las producciones de los grandes estudios.
Diana Ross (26 de marzo de 1944,, al que siguieron (1975) y (1978), versión con afroamericanos de .
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