ACCIÓN en el tren
El cine de acción se forjó desde sus principios en Asalto y robo al tren (1903), de Edwin S. Porter, pionero del wéstern, junto con la trepidante secuencia de montaje del maestro David Wark Griffith en el fragmento de La madre y la ley de su fresco histórico Intolerancia (1916), y la película de John Ford, prólogo a la épica de su cine del Oeste El caballo de hierro (1924).
A ellas hay que añadir la obra maestra de Buster Keaton, El maquinista de la General (1926), basada en el libro The Great Locomotive Chase, de William Pittenger e inspirada muy libremente en un acontecimiento que realmente ocurrió durante la guerra de los estados de la Confederación contra los de la Unión en abril de 1862 cuando un agente de estos últimos, James J. Andrews, dirigió un escuadrón de 21 soldados vestidos de civil que acometieron una atrevida misión de infiltración tras las líneas enemigas para sabotear las líneas férreas cortando así las vías de suministro a los confederados, robando una locomotora bautizada como la General, y llevándola hacia las líneas del norte al tiempo que destruían todas las vías y puentes.
Otra guerra, esta colonial, sirve como trasfondo a La India en llamas, nominada a tres premios Bafta del cine británico, a la mejor película, guion y mejor película procedente de cualquier fuente de inspiración. Si al verla os recuerda a otras películas con tren como Siete pistolas para los McGregor (1966), La leyenda de un valiente (1967), Sol rojo (1971) es simplemente porque se rodó en la misma vía férrea española que todas estas producciones.
La selección de esta entrega de “Cartelmanía” se completa con el cartel clásico a página de además de y , todas ellas en el vecindario de . Pero para completar este texto introductorio, dejo colección de pistas para ultimar el listado de experiencias viajeras sobre el celuloide y sobre las vías: (1932), dirigida por Josef von Sternberg con Marlene Dietrich como protagonista, la (1951), con dos aspirantes a asesinos aliados para intercambiar víctimas, con guion de Raymond Chandler, maestro de la novela negra y creador del detective Philip Marlowe adaptando la novela de Patricia Highsmith; y en parecida línea de intriga, la producción de cine negro y serie B, (1952), con una testigo clave amenazada de muerte en un viaje en tren; o la mejor adaptación de las novelas de Agatha Christie al cine, (1974), con reparto de estrellas y dirigida por Sidney Lumet. Cambiando de tercio y pasando al cine bélico destacan (1964), con Burt Lancaster asaltando vagones repletos de obras de arte robadas por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, (1965), con Frank Sinatra liderando a un grupo de prisioneros aliados en fuga en tren perseguidos por los alemanes y la italiana (1978), inspiración para Tarantino en .
Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
Comienza tus 30 días gratuitos