¡POR SUPUESTO!
icen que sus últimas palabras fueron: “Está bien, Meryl”. Las dijo en un susurro antes de cerrar los ojos para siempre. Y no, no estaba bien. Nada podía estar bien. Eran las tres de la mañana del 12 de marzo de 1978 y, después de 10 meses de luchar contra el cáncer, el actor John Cazale había sido declarado muerto. Su novia, una rubia actriz en rápido ascenso, se negaba a aceptarlo. Según cuenta Michael Schulman, autor de , la pareja llevaba apenas unos meses compartiendo un departamento en Manhattan cuando el fatídico diagnóstico de cáncer de pulmón les fue notificado y, aquella noche, ante el cuerpo de Cazale, Meryl lloraba y daba pequeños golpes en su pecho tratando de reanimarlo. El romance duró dos años entre hospitales y cuidados especiales, pero, por fortuna, también en de cine que dejaron testigo de una pareja casi perfecta que, que le dio a ella su primera nominación al Oscar. Una victoria agridulce ya que Cazale, quien era uno de los actores más prometedores del momento, tras su participación en la saga , falleció ese mismo año. “No era como nadie que hubiera conocido antes. Su humanidad, su curiosidad sobre la gente, su compasión”, dijo Meryl de quien fue su trágico primer amor.
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