UN RÍO DE COLORES
Esta vez no hay nadie mirando. Con un par de oídos basta. El último trabajo de Macarena García renuncia a las cámaras. Para alcanzar los altavoces salta sin peajes desde el papel. En Audible, la actriz madrileña narra la versión sonora de Madame Bovary. En su voz se pone en pie Gustave Flaubert.
Para mí es la gran novela que habla del Poco a poco, fluyendo con la vida. Aprendiendo en cada etapa, como todos hacemos. Crecer no es fácil y descubres cosas de la vida que no son tan bonitas como esperabas, que son más complejas. Pero vas aprendiendo y viendo que puedes ir encontrando más calma, acercándote más a lo que de verdad eres. Ha habido momentos en los que he estado en lucha constante con quien era yo. Estoy aprendiendo a fluir, a rendirme con lo que haya y a quererme. No tiene mucho sentido estar todo el día luchando con una misma. He tenido pequeñas grandes revelaciones constantemente. Además, yo llevo como diez años haciendo terapia y sí, he hecho aprendizajes. Durante mucho tiempo, por ejemplo, he puesto mi autoestima en los ojos de los otros. A nivel profesional, en mis relaciones amorosas. Estoy desde hace un tiempo descubriendo que eso me lo puedo dar yo. Desde ahí, todo lo que se construye es más sano y real. Y yo lo digo y aun así me cuesta. Aún estoy en proceso, pero tenía una tendencia muy grande a poner mucho fuera. Sí. Se mezclan muchas cosas en esta profesión y si tienes una personalidad insegura, intranquila, puedes separarte demasiado de ti misma. En una profesión tan cambiante, con altibajos, con momentos en los que no tienes trabajo, si te rindes a eso, puedes estar perdida en algunos momentos. Encontrar cierta estabilidad interna es importante. Yo a veces he sido una descuidada con eso. Hay que saber qué te hace bien, juntarte con la gente que quieres, establecer pequeñas rutinas. Lo que más me gusta es lo sencillo: ir al cine, leer, tomarme una caña con unos amigos, ir a un concierto, hacer cerámica, clases de piano, de inglés. Llenar mi vida de estas cositas me da mucha felicidad. Yo lo estoy practicando bastante porque llevo dos meses sin trabajar y tuve mucha ansiedad, pero ya he conseguido pasar esa barrera y llenar mi vida de rutinitas que me están dando mucho placer. Siempre lo da. Un rodaje es una burbuja, como que te secuestran y desapareces una época de tu vida, pero de golpe, al salir, tienes todo el del mundo sin saber por cuánto tiempo. A veces no es fácil. Pero aprendes que la profesión tiene estos momentos y luego te arrepientes de no haberlos disfrutado. Si no tienes nada a la vista, cuesta tomárselo como unas vacaciones. Pero me siento bastante afortunada porque siempre he solido tener trabajo. Me siento confiada. Y tengo proyecto a la vista. Creo que la felicidad tiene que ver con la aceptación de lo que venga y con frenar la lucha de querer todo el rato algo diferente a lo que tienes. Quizá tiene que ver con eso. Con encontrar la paz, la flexibilidad.
