NI DE MODA, NI PASADA
En la primavera de 2012, el estudio de diseño Barnbrook se las vio ante un dilema nada envidiable: ¿cómo etiquetar un producto que se había resistido a cualquier tipo de etiqueta durante más de 40 años? El producto era David Bowie. A Jonathan Barnbrook y Jonathan Abbott se les encomendó la tarea de desarrollar la imagen gráfica de la exposición de Bowie que se inauguraría en el Victoria & Albert Museum de Londres al año siguiente, un resumen de su singular vida. Pero ¿cómo se podría retratar a Bowie de una manera que resultara familiar y a la vez totalmente nueva? Una de las claves para lograrlo fue el color: toda la exposición rezumaría naranja: el naranja del pelo de Ziggy Stardust, el naranja de su álbum Low. Otra fue la fuente tipográfica que se utilizó para los rótulos, los carteles promocionales y el merchandising de la exposición. En este caso, la elección era menos evidente. Las primeras ideas se centraron en las portadas de discos anteriores (Barnbrook llevaba trabajado con Bowie en el diseño de las carátulas de sus discos desde 2002). ¿Quizás el grueso y sugerente trazo de la ITC Zipper, la tipografía usada en Hunky Dory, o mejor la estridente Cristal de los años 50 de Aladdin Sane? No podía ser. Eso habría remitido toda la exposición a un sonido y a una época concretos.
Se pensó en; la Times New Roman o la Baskerville le harían parecer un artista tradicional, y Bowie era cualquier cosa menos eso. Y entonces los diseñadores se dieron cuenta de que necesitaban un lenguaje visual propio para unirlo todo. Así que eligieron como fuente tipográfica la Albertus.
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