UNA SETENTONA DE MUY BUEN VER
Hay una costumbre adanista de considerar como una ficción predictiva. Puede que a veces lo haya sido. Pero también chupa de la tradición. Lo bueno es que la serie tiene la virtud de disfrutarse igual si se pillan todas las referencias como si no. Antes de que se acabe el año, habrá que recordar una de las grandes películas de 1951. Una dede Billy Wilder, con un Kirk Douglas malvado como pocas veces. Charles Tatum es un tiparraco que irrumpe en el pequeño periódico de Nuevo México a por trabajo igual que llega Charles Foster Kane al para dirigirlo. Tanto el antiguo director de este como el director del periódico de Tatum, que lleva tirantes y cinturón, son periodistas dignos. A Tatum le ‘estorba’ el letrero bordado en la redacción del (‘decir la verdad’). Tras un año aburrido en el periódico, Tatum se encuentra con una historia. Una que también hay que alimentar. Un minero indio se queda atrapado en un túnel y Tatum ve la oportunidad de volver a triunfar. En connivencia con el necesita una semana de espectáculo y retrasa el rescate. Las dieciséis horas que le anuncian para sacar al hombre no le parecen bien. Le proponen otra opción que tardaría siete días. Perfecto para vender periódicos.
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