RESIDENCIA DE ARTISTAS
ESCULTURA, PINTURA Y FOTOGRAFÍA DE GRANDES DEL ARTE CONTEMPORÁNEO REJUVENECIERON CADA RINCÓN
Con una en el hotel Santa Catalina de Las Palmas de Gran Canaria comenzó la historia de amor del consultor de arte y con techos altísimos y suelo hidráulico, además de molduras (que restauró) y ventanales que recuerdan los industriales de la Gran Manzana, que había sido maltratado por un pasado como oficina. “Yo mismo le lavé la cara con ayuda de algún gremio local, eliminando puertas, salvo la de los dormitorios y baños, y recuperando su belleza”, explica Castaño. Los despachos volvieron a la vida, ahora el gran hall -“que es casi tan grande como mi salón de Madrid”-, sirve de distribuidor a la sala de música comunicada con el comedor, sala de televisión, salón y comedor principal, además de tres dormitorios, cocina y baño. “Viví cuatro meses con solo una cama, la mesa de la cocina y una caja de cartón”, recuerda entre risas. Pero este tiempo le dio para observar cómo la luz entra en los espacios y qué invitados quería en cada rincón. Las paredes las dejó blancas, como marca la tradición insular, a excepción de una licencia en el techo del comedor, cubierto por un papel de Piero Fornasetti, dieron la bienvenida a su piano y pocos pero escogidísimos muebles firmados tótems del XX como Gio Ponti, Eero Aarnio o Saarinen junto con tesoros , esculturas africanas, jarrones de Murano y otras que van del XIX a Nieto Sobejano, siempre al servicio de su impresionante colección de contemporáneo. Así comenzó a compartir casa con las obras de Hans-Peter Feldmann, Björn Dahlem, Asier Mendizabal, Wolfgang Tillmans o un neón de Jorge Méndez Blake que tiñe de rojo parte del recibidor. “Nací en un pueblo sin semáforos y cuando llegaba a Madrid, me quedaba pegado al cristal del coche mirando las luces. Y cuando lo vi, me sentí atrapado”. Como al entrar a esta casa, donde cada rincón es deslumbrante.
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