El matatarjetas de crédito
El 26 de abril de 1986, Max Levchin, de 10 años, y su familia vivían en Kiev, Ucrania, a 145 km al sur de la planta nuclear de Chernobyl. Mientras el gobierno soviético luchaba por cubrir la escala del desastre, la madre de Levchin, física, entendió el riesgo de la radiación y envió a Max y su hermano a vivir con su abuela en Crimea. Cinco años después, la familia llegó a Chicago como refugiados judíos con solo US$ 700; el rublo había colapsado y el gobierno había limitado cuánto dinero podía sacar la gente del país.
“Parte de la experiencia de venir a EE.UU. desde un país socialista es que no estaba preparado para muchas de las cosas que existían acá, buenas y malas –dice Levchin–. Saqué la primera tarjeta de crédito un par de años después y rápidamente destruí mi crédito, porque no tenía idea de cómo usar esa herramienta de poder”. Habla a mediados de enero, el día que Affirm Holdings –la fintech de compre ahora, pague
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