Club de lectura La compañía
Hace 10 años murió mi padre. Llevo 10 años leyendo libros de duelo. No los leo para ponerme triste. Los leo porque en todos me encuentro a mí misma. Unas veces,Gabriela Consuegra recorre los años desde el diagnóstico de su padre hasta su muerte. Habla de la enfermedad, pero, sobre todo, de la incomprensión que uno siente al saber que el mundo puede existir sin esas personas que amamos. «Se desploma sobre mí una avalancha de practicidad: limpiar la memoria del ordenador, actualizar los programas y el antivirus, apagar las luces de casa antes de dormir, renovar la suscripción de los periódicos, poner el despertador, cambiar la hoja del calendario a fin de mes. Todas las cosas invisibles, las primeras veces inesperadas que cortan como el filo de un papel». Mi primer abismo fue el fin de ETA. Hace 10 años, el 20 de octubre de 2011, la banda anunció el cese definitivo de la actividad armada. Cogí el teléfono en un reflejo, y llamé a mi padre, la persona con la que más había hablado de terrorismo, de nacionalismo o de patria. Hacía un mes que había muerto e hice una de las cosas que él me había enseñado: busqué la compañía de los libros. Y aquí sigo.
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