NEGRITAS
Las negritas han desaparecido de nuestros periódicos y revistas. ¡Reclamemos su regreso! Ya sea en crónicas sociales o culturales. Fue el color negro –junto al barroco, el gesto violento y lo que armó el discurso de la exposición de 1960 en el MoMA. -el comisario- evitó cualquier crítica a la dictadura de Franco (en este nombre omito voluntariamente la versión ). Se inauguró el 20 de julio. Lalo tachó de acto propagandista. Unas semanas antes, el Museo Guggenheim de la Quinta Avenida presentaba . El listado de artistas participantes era casi similar, aunque en ésta era más amplio. El régimen había usado esta última con la intención de presionar al otro museo neoyorquino para que no se echara atrás. Los diplomáticos habían trabajado durante meses. La muestra del MoMA era la culminación de una campaña de relaciones públicas. La dictadura pagó el transporte, el embalaje y los seguros, pero en los créditos, como organizador, aparecía solo el museo. De esta forma se garantizó la participación de artistas disidentes, pero los censores se aplicaron a fondo antes de mandar el catálogo a imprenta. Blanquear el régimen a través del arte fue el objetivo, usando dos estrategias. Primero dejándose contaminar con lo de fuera. El MoMA expuso en 1958 en Madrid una selección de sus tesoros mientras su sede estaba en obras. La muestra se titulaba . Y la segunda fue volver a participar en eventos en el exterior. Primero, en la Bienal de São Paulo y luego en la Bienal de Venecia. En Italia, en 1958, el pabellón español recibe grandes aplausos y, algunos de sus participantes, premios. “La más bella sorpresa de la edición”, escribió un crítico italiano. En ambas citas se presenta el informalismo abstracto, mientras que los críticos españoles aseguraban que aquel estilo estaba ya muerto. Se equivocaron. Las dos muestras en Manhattan apuestan por él para estirar el éxitos de las dos citas precedentes.
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