LA IMAGEN DE LA BARBARIE HIROSHIMA
MIGUEL DEL REY
ES MIEMBRO DE VARIAS ASOCIACIONES NACIONALES E INTERNACIONALES OCUPADAS EN LA INVESTIGACIÓN DE LA HISTORIA MODERNA Y MEDIEVAL. AUTOR DE DECENAS DE ARTÍCULOS Y ENSAYOS HISTÓRICOS, OBTUVO EN EL AÑO 2011 EL IX PREMIO ALGABA DE BIOGRAFÍA, MEMORIAS E INVESTIGACIÓN HISTÓRICA–A MODO COMPARTIDO–Y, ENTRE 2012 Y 2106, SE ENCARGÓ DE LA COLECCIÓN TRAZOS DE LA HISTORIA, PUBLICADA POR LA EDITORIAL EDAF.
EL FÍSICO JUDÍO LEO SZILARD, NACIDO EN HUNGRÍA, PERO QUE HABÍA HUIDO AL REINO UNIDO PARA ESCAPAR DE LA PERSECUCIÓN NAZI, ERA, SIN DUDA, UN TIPO SINGULAR. Tenía un don casi profético para deducir el futuro a partir del análisis de los acontecimientos políticos. Durante años durmió solo en hoteles con una maleta lista a mano; y, ya de joven, predijo la Primera Guerra Mundial. Luego advirtió que el nacionalsocialismo controlaría Europa y, al poco de llegar a Inglaterra, detalló cómo empezaría la Segunda Guerra Mundial.
Al parecer, Szilárd leyó el relato de ficción Bombas atómicas incluido en la obra de H. G. Wells The World Set Free, y pensó en la posibilidad de una reacción nuclear en cadena el 12 de septiembre de 1933, mientras esperaba para cruzar la avenida de Southampton en Bloomsbury. De esta forma aparentemente tan tonta, nació la idea del objeto más horripilante que la imaginación humana pudiese concebir.
Convencido de que su idea era factible, Szilárd solicitó en 1934 una patente en la que describía, con todo lujo de detalles, la reacción en cadena que había imaginado. Tras intentar infructuosamente recrearla mediante berilio e indio, fue consciente de que era preciso mantener el secreto de su idea, pues podía dar lugar al arma más mortífera de la historia. En consecuencia, dos años después, de una forma algo ingenua, entregó su patente al Almirantazgo Británico, para garantizar su secreto y que el mismo quedase en "buenas manos". Sin saberlo, pues el arma que había concebido no existía, Szilárd era el primer defensor de la no proliferación de armas nucleares, algo que mantendría toda su vida, pues siempre se mostró en contra de su uso.
Hubo que esperar dos años para que en Alemania se diese un paso decisivo en el camino a lograr un arma atómica. Le correspondió el mérito a una científica vienesa, también judía, en su honor se nombró como Meitnerio al y , quienes realizaron el primer ejemplo de fisión nuclear. Aunque Hahn publicó sus resultados en 1939, fue Meitner quien explicó el fenómeno al introducir el término "fisión nuclear" en un trabajo publicado en la revista . No se le reconoció el estudio por ser judía y tuvo que escapar de Alemania.
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