Yo opino
o va a seguir en el jurado de “Got Talent España”. Suena por ahí que la podría sustituir pero ya veremos. De momento, el concurso pierde esa cosa despreocupada que Paz tiene, esa gracia de hablar en ese desparpajo de ponerlo todo perdido de la alegría de Cádiz, que es su tierra. Dicen lenguas envenenadas que no se lleva de maravilla con dicen esas mismas lenguas, u otras, que hay que buscarle un buen sillón a Rocío Carrasco en Telecinco. Paz, a todo esto, y a lo que venga, responde yéndose por los cerros de Úbeda de su afán último y primero, desde hace ya bastantes años, y acaso toda la vida: “Lo que me importa es ser feliz”. Perdió Paz a su madre, hace unos meses, y a su marido, casi en las mismas fechas, y ahora pierde un programa, con lo que el revés laboral no resulta el drama mayor de su existencia. Seguro que no le han dado un alegrón, eso seguro, pero lo que sucede conviene, que repiten por su barrio. Ahora, a promocionar su libro “El humor de mi vida”, donde se confiesa a fondo, un “best seller” donde está Paz íntima, amorosa y verdadera. Bajo otro foco, en otro papel.
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