LAS MEJORES DE LA DÉCADA 1981-1990
Si para muchos los setenta fueron la mejor década que ha dado el cine, no cabe duda de que en lo referido a dejar huella en la cultura popular de nuestros días, los ochenta pueden haberles ganado la partida. En lo que se refiere a cine, la década que abordamos este mes es una de las más homenajeadas por el audiovisual, contando con varias series populares y numerosas películas que la toman como referencia, y no me refiero solo a Stranger Things. Es lógico, porque esta fue la primera década en la que la era blockbuster comenzó a funcionar a pleno rendimiento. Pero quizá dando un repaso a los principales acontecimientos que se dieron cita en estos años, antes de pasar al comentario de las películas elegidas por redacción y lectores, consigamos hacernos una idea mejor de qué fue lo que dio lugar a la verdadera personalidad del cine de los años ochenta.
La huella de la “era Reagan”
En las páginas de sucesos, la década se inició con una noticia preñada de ecos cinematográficos y que era en cierto modo herencia de los años setenta; más concretamente de Taxi Driver, la película de Scorsese. El perturbado John Hinckley, aspirante a Travis Bickle, quiso abrirse hueco en la lista de magnicidas estadounidenses atentando contra la vida de Ronald Reagan, presidente de Estados Unidos, que había ejercido previamente como estrella de Hollywood y prestaría su nombre a toda la década.
La era Reagan proponía un maquillaje de la imagen de su país en el exterior, abandonando la imagen débil que había acompañado a la Administración de Jimmy Carter, cuyo último año de presidencia demócrata en la Casa Blanca quedó marcado por la crisis de los rehenes retenidos en la embajada estadounidense de Teherán por el régimen fundamentalista del ayatolá Jomeini (vean la película Argo, dirigida por Ben Affleck en 2012, que aborda bien el tema), conduciendo a su derrota en las elecciones frente al republicano Ronald Reagan. El tuneado de Reagan ejerció poderosa influencia en las propuestas de Hollywood, dando lugar a los ciclos de revancha de Vietnam capitaneados por Sylvester Stallone como el veterano John Rambo que arrancó sus aventuras con Acorralado (1982), película que habéis incluido en vuestra lista los lectores en las últimas posiciones de vuestra lista, tres puestos por encima de Depredador (1987), que era un Rambo de Schwarzenegger cruzado con alienígena y aparece también la penúltima en la lista de críticos y lectores. Chuck Norris militó también en esa cruzada reagananiana de revisionismo y tuneado de la derrota en victoria en Vietnam, como el coronel Braddock de la saga de Desaparecido en combate, pero además frenó él solito, con sus dos metralletas, toda una invasión comunista del suelo estadounidense en Invasión USA (1985), y ayudado por Lee Marvin desbarató a tiros varios golpes terroristas con rehenes liderando en varias películas la Delta Force (1986). Y por si todavía no ha quedado claro cómo los héroes del “cine con músculos” de la era Reagan intentaban limpiar la imagen de debilidad del país de la etapa de Jimmy Carter, no podemos olvidar el giro dramático de acontecimientos que propuso la saga de Rocky en Rocky 4 (1985), que no está en ninguna de las dos listas de nuestra encuesta, pero fue una de las películas más taquilleras de la década proponiendo el enfrentamiento de Rocky Balboa con el púgil soviético destroyer Ivan Drago, interpretado por el sueco Dolph Lundgren, que luego se enfrentaría a Roger Moore en su última encarnación como 007 en Panorama para matar (1985), encarnaría a He-Man en Masters del Universo (1987) y a la variante rusa de Rambo en Red Scorpion (1988), y se uniría a la colección de héroes musculosos de la década junto a Sylvester Stallone, Arnold Schwarzenegger, Jean-Claude Van Damme, que comenzó su filmografía como el karateca gay de Mónaco Forever (1984), y Steven Quebrantahuesos Seagal, alias Nico Toscani en Por encima de la ley (1988). Y es que en la era Reagan hasta los ninjas eran “americanos”, como pretendía la saga iniciada con El guerrero americano (1985), aunque su protagonista, Michael Dudikoff, no pegara ni sellos y le doblaran en las escenas de acción aprovechando el vestuario de su personaje. Imprescindible recordar aquí a la reina en el reparto de tollinas en el cine con artes marciales del momento: Cynthia Rothrock, que empezó a repartir leña en Yes, Madam! (1985) y todavía no ha parado.
Si no han quedado ahítos de era Reagan en el cine, siempre pueden ver Amanecer rojo (John Milius, 1984), otra invasión de suelo estadounidense a manos de las “hordas soviéticas”, o recordar que en 1983 Reagan anunció la iniciativa de defensa con misiles bautizada como Star Wars y mandó a sus marines a invadir la isla de Granada, como luego nos contó Clint Eastwood en El sargento de hierro (1986)…
Dicho sea de paso, y sin salir del cine de acción, los ochenta fueron también la peor década para James Bond, que tras la retirada de Roger Moore no acabó de encontrar su camino de relevo en la reencarnación de Timothy Dalton en 007: alta tensión (1987) y 007: licencia para matar (1989).
Otros datos para tener en cuenta a la hora de pensar el cine de la década. En 1981 se identificaron los primeros casos de lo que iba a ser la pandemia de VIH, víctima de la cual en octubre de 1985 falleció Rock Hudson, lo cual influyó en algunos cambios en cuanto al tratamiento del sexo en la pantalla grande.
Nostalgia, sencillez, evasión y fusión de géneros
En la encuesta de esta década, (1982), que ocupa el primer puesto en las dos listas. Resulta significativo porque en el momento de su estreno no le fue tan fácil a la película conectar con el público (ver ficha en el cartel grande de este mismo número).
