Condenados a la inanición
El corte de caja no fue ni será el acostumbrado para un diciembre: el dinero no fluye hasta las altas horas de la madrugada, como cuando los oficinistas abandonaban el lugar entonados por los tragos, dejaban buenas propinas y saldaban largas cuentas por la tradicional cena de fin de año.
Los valet parking no fueron contratados horas extra y tampoco asistieron los grupos musicales que amenizaban aquellas posadas donde desfilaban los regalos.
De esa manera la pandemia causada por el covid-19 le cambió el rostro al sector restaurantero: de un festivo diciembre a un frío y económicamente funesto fin de 2020, dejando establecimientos con famélicas cajas registradoras.
Sin apoyos gubernamentales, los negocios sucumben asfixiados por las deudas, y sus trabajadores –como cocineros, lavaplatos y meseros– están condenados a deambular en el desempleo.
Aplicada en las primeras dos semanas de diciembre, y dada a conocer un día antes de que las autoridades federales y locales anunciaran la vuelta de la Ciudad de México y el Estado de México al semáforo epidemiológico rojo, una
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