VIAJE AL CORAZÓN DE LAS ESTRELLAS DE NEUTRONES
Imagina una estrella que tenga una vez y media la masa de nuestro sol apelotonada en el interior de una esfera de diez kilómetros de diámetro, el tamaño de una ciudad mediana. Ahora, la ponemos a rotar de forma que gire del orden de mil veces por segundo. Resulta difícil de concebir, pero eso existe en nuestro universo: es una estrella de neutrones. Y aunque se sabe de su existencia hace ya noventa años, su naturaleza más profunda sigue envuelta en el misterio.
De lo que sí tenemos constancia es de que allí la materia está tan sumamente concentrada –con una densidad equivalente a mil billones de veces la del agua– y sometida a unas presiones tan elevadas que no se presenta en forma de átomos: conformaría una especie de sopa de neutrones y otras partículas subatómicas con nombres tan peculiares como el de piones. Su estructura colapsaría por acción de la gravedad, pero se mantiene debido a la llamada presión de degeneración. Para entenderla, pensemos en lo que ocurre en los bares y lugares de copas durante las fiestas: están tan abarrotados que no cabe, como vulgarmente se dice, ni un alfiler. Si quisiéramos entrar, deberíamos vencer la presión que ejercen las demás personas, que parecen estar prácticamente pegadas. Pues lo mismo ocurre en el interior de estos peculiares astros: su peso, que tiende a concentrar toda la masa en el centro, no vence porque dos partículas de materia no pueden ocupar el mismo sitio al mismo tiempo.
O, dicho
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