UN POTENTE CAMBIO DE IMAGEN
No solo del Guggenheim vive Bilbao. Es cierto que el impresionante museo firmado por Frank Ghery sigue siendo el de todo visitante –sus delirantes formas y las: la ría. Sanearla fue costoso –casi 8 veces más que el Guggenheim– pero, a cambio, la ciudad dejó de expresarse en blanco y negro y renació. A su vera apareció el rehabilitado Mercado de Ribera y sus vidrieras modernistas, con una oferta que incluye cocina de mercado, cócteles de autor y música en vivo. Piragüistas y te guiarán en esta senda acuática, que sigue por la Estación de la Concordia y, en frente, la Plaza Arriaga y el Ayuntamiento. Más adelante, la oferta se especializa en arquitectura y concentra obras de los grandes: las Torres Isozaki, la biblioteca de Moneo en la Universidad de Deusto y los entrañables –las bocas de metro diseñadas por Norman Foster– son solo algunos ejemplos. Los barrios de Olabeaga y Zorrotzaure concentran la nueva modernidad, con puntos como Soñar, el mural de SpY, Open –en la antigua fábrica de Artiach–, Zwap, con mercadillo, música…
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