EL COMODÍN DEL... ¿TRAMPOSO?
La noche del 10 de septiembre de 2001, 19 millones de espectadores del Reino Unido se reunieron frente al televisor para ver como Charles Ingram, un excomandante del ejército británico, se tomaba unos buenos cinco minutos para contestar la 15.ª pregunta del concurso La última, la definitiva. La que le podía valer un cheque de un millón de libras. Ingram, como había hecho en repetidas ocasiones el día anterior cuando bajó por primera vez al escenario y se dispuso a contestar las cuestiones planteadas por el presentador Chris Tarrant, dudó y fue pasando de una respuesta a otra. Su esposa Diana, en las gradas, noY ese término, acuñado en 1938 por un niño, acabaría brindándole el cheque soñado… y una pesadilla que aún hoy lo persigue: solo unas horas después, cuando los Ingram habían abandonado el set tras celebrar su éxito con champán con el mismo Tarrant –y protagonizar una extraña discusión poco antes–, la productora del programa decidió congelar el pago del premio y arrancar una investigación: habían recibido quejas de que el concurso había sido amañado. Repasando las cintas descubrieron que uno de los asistentes en el plató, el conferenciante Tecwen Whittock, tosía cuando Ingram mentaba la respuesta correcta. ¿Habían hecho trampas? El escándalo estaba servido.
Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
Comienza tus 30 días gratuitos