CARTA DE LA DIRECTORA
s cierto que esperamos con ansias las nuevas tendencias, pero las últimas décadas nos malacostumbraron a ver transformaciones paulatinas, sutiles y, en ocasiones, hasta imperceptibles. Con esto de que se rompieron las reglas para permitir llevar terciopelo en el verano, sandalias en invierno, lentejuelas para ir a trabajar exuberante o que rayaba en la locura en nombre de la moda. Pero lo cierto es que había poca o nula prescripción de lo que estaba en boga. Hoy, sin embargo, no nos imaginamos el siguiente cambio, porque lo estamos viviendo mientras tú estás en este intento férreo de retomar tu vida donde la dejaste o tratando de reinventarte ante las inmensas posibilidades que presentan tus retos y yo escribo esta carta editorial.
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