UNA FOTOGRAFÍA INCÓMODA FRENÓ SU CARRERA EN EU
Alos 18 años, Enrique Novi ya era empresario. Había motivos para cimentar y estructurar una base económica: no quería vivir en la zozobra y la incertidumbre del artista. Sabía que, con todo el amor que sentía por la carrera de actuación, ésta no le daría de comer; no al menos para toda la vida, y que él, acostumbrado a vivir bien, no soportaría los altibajos de la profesión que, curiosamente, comenzó como fan.
“Me iba a los estudios de Televicentro a esperar a que salieran los locutores de los programas para pedirles autógrafos y fotos; aún no, al lado de Carlos Piñar, Guillermo Orea, Gabriel Retes y José Roberto Hill, entre otros. “¿Te acuerdas de los chiclosos Tofico? ¿De la canción del trenecito del chocolate Express? Esos son mis recuerdos de lo que veía en la televisión en aquellos años, y sí, desde entonces me sentí atraído por el medio”, dice Novi desde su confinamiento en Philadelphia, Pensilvania, donde, retirado del medio, radica desde hace varios años.
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