LA HISTORIA NO CONTADA
En 1997, en el tren exprés Shinkansen, que une Tokio y Nagoya, fue garabateado un bosquejo que cambiaría al mundo automotor. Luego de una discusión con el entonces director de Desarrollo de Tren Motriz de Volkswagen, Karl-Heinz Neumann, un hombre dibujó en un sobre una idea que había tenido en la cabeza por un largo tiempo: un motor con 18 cilindros, poderoso, robusto y mejor que cualquier otro. Ese hombre era Ferdinand Karl Piëch, un agraciado ingeniero que por largo tiempo había sido el CEO de Grupo Volkswagen, y quien sería el impulsor del desarrollo del Bugatti Veyron 16.4. El primer hiperdeportivo de tiempos modernos fue un auténtico logro, y escribió historia automotriz cuando fue lanzado en 2005. El coupé fue el primer auto de producción en serie en generar más de 1,000 HP, y en alcanzar más de 400 km/h. El Veyron resultó una obra maestra de la ingeniería, pero su desarrollo fue, en sí mismo, un suceso tan histórico como el mismo Veyron.
La idea: un motor extraordinario
Al principio, solo había los trazos de una idea: el motor tenía que ser
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