LAS MINERAS RENACEN AL CALOR DE LA FIEBRE DEL ORO
Cuando a mediados del siglo XIX los colonos se dirigían al sur de California desde la Costa Este de Estados Unidos atraídos por la fiebre del oro nadie podía imaginar que la industria minera alcanzaría su mejor momento casi dos siglos después, en plena era de la transformación digital. Los míticos fortyniners han evolucionado hasta convertirse en grandes corporaciones que, en los últimos meses, han realizado un esfuerzo de control de costes, mejora de la eficiencia y modernización del gobierno corporativo que les han permitido batir, no sólo a la mayoría de activos financieros, sino también a la cotización de los metales preciosos que extraen de los yacimientos.
Tras un 2019 en el que el oro experimentó una revalorización del 18% respecto al dólar, la rentabilidad de los fondos de inversión que tienen a este metal como activo subyacente ha doblado ese porcentaje y la evolución de los riesgos geopolíticos y económicos en el arranque del presente ejercicio hacen presagiar que este activo refugio por excelencia mantendrá la tendencia en los próximos meses. Al igual que la plata o el paladio –utilizado para la elaboración de la mayoría de los dispositivos electrónicos– el oro es una de las apuestas de las gestoras en épocas de incertidumbre, especialmente
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